Una nueva visión
Perros y lobos
Bestias creadas por la ciencia
Bestias terrestres
Bestias de otros mundos
Zoologos, biologos y cazadores
La mayoría de los relatos fueron recopilados por Robert Silverberg y algunos otros han sido agregados por mi, si conocen algunos otros que crean deberían estar aquí agradecería mucho me los compartieran.
Y bueno empiezo con el más corto de esta serie, el plan es compartir al menos 1 por semana, espero lo disfruten tanto como yo.
El rey de
las bestias
Philip José
Farmer
The king of
the beasts, © 1964
by Galaxy Publishing Corporation. Traducido por ? en nueva dimensión 51, Noviembre de 1973.
El biólogo
estaba mostrándole al visitante el laboratorio y el zoo.
–Nuestro
presupuesto –dijo–, es demasiado limitado para recrear todas las especies
extintas conocidas. Así que devolvemos a la vida sólo los animales superiores,
los más bellos que fueron cruelmente exterminados. Por así decirlo, estoy
tratando de compensar la crueldad y la estupidez. Se podría decir que el hombre
abofeteaba el rostro de Dios cada vez que aniquilaba una especie del reino
animal.
Hizo una
pausa, y miraron más allá de los fosos y los campos de fuerza. Los cervatillos
brincaban y galopaban, mientras el Sol les iluminaba los flancos. La foca
sacaba sus humorísticos bigotes del agua. El gorila atisbaba tras los bambúes.
Las palomas mensajeras se atusaban las plumas. Un rinoceronte trotaba como un
cómico acorazado. Una jirafa los miró con delicados ojos y luego volvió a comer
hojas.
–Ahí
está el dronte. No es hermoso, pero es muy raro, y totalmente inerme. Venga, le
mostraré el proceso de recreación.
En el
gran edificio pasaron junto a hileras de voluminosos y altos tanques. Podían
ver claramente por las ventanas de sus flancos, y a través de la gelatina
interior.
–Esos
son embriones de elefantes africanos –dijo el biólogo–. Planeamos producir una
gran manada y soltarla en la nueva reserva gubernamental.
–Casi se
le puede ver irradiar felicidad –dijo el distinguido visitante–. Ama mucho a
los animales, ¿no?
–Amo
todo lo vivo.
–Dígame
–dijo el visitante–, ¿de dónde obtiene los datos para la recreación?
–Principalmente
de esqueletos y pieles que había en los antiguos museos. Y de libros y
películas que hemos encontrado en excavaciones arqueológicas y que hemos
logrado restaurar y luego traducir. ¡Ah!, ¿ve esos grandes huevos? En su
interior están gestándose los polluelos del gran moa. Y casi a punto para ser
sacados del tanque se hallan los cachorros de tigre. Cuando estén crecidos
serán peligrosos, pero estarán confinados en la reserva.
El
visitante se detuvo ante el último de los tanques.
–¿Sólo
uno? –preguntó–. ¿Qué es?
–Pobrecillo
–dijo el biólogo ahora triste–. ¡Estará tan solo! Pero yo le daré todo el
cariño que pueda.
–¿Es tan
peligroso? –preguntó el visitante–. ¿Peor que los elefantes, tigres, y osos?
–Tuve
que conseguir un permiso especial antes de hacer crecer este –explicó el
biólogo; su voz temblaba.
El
visitante dio un paso hacia atrás asustado, apartándose del tanque. Y exclamó:
–Entonces,
debe de ser... ¡Pero no, no se atrevería!
El
biólogo asintió con la cabeza.
–Sí, es
un hombre.
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